Familia Valencia-Cárdenas: trabajo artístico nacido en la población Gobernador Viel | La Prensa Austral

2022-10-01 14:02:41 By : Ms. Tea zhao

El natalino Tulio Valencia Mancilla fue un conocido gásfiter que vivió en calle Ovejero con Padre Aliberti, en plena población Gobernador Viel, cuando esa zona de Punta Arenas estaba más cercana a una zona rural que urbana. Allí instaló su taller, siempre acompañado de su esposa María Teresa Cárdenas, una dedicada dueña de casa, aficionada a las costuras y tejidos.

Quién iba a pensar que la descendencia de ese sencillo matrimonio dejaría a tres hermanos que destacarían por su trabajo creativo y artístico, que ha dado un sello especial a esta familia. Los hermanos Raúl, Mauricio y Juan Carlos Valencia, cada uno en su actividad, han contribuido al desarrollo de las artes en Magallanes, siempre con un trabajo silencioso, convencido y de estilo propio. Ese talento también se expresa en su primo, Oscar Güenul Valencia, diseñador.

El más laureado de esta familia es el destacado pintor Mauricio Valencia, nacido el 21 de septiembre de 1966 y que desde pequeño encontró en la témpera y los pinceles, el vehículo para transmitir sus emociones, que guardaba en una personalidad callada y tranquila. “Estudiamos en la Escuela Juan Williams, donde tuve una profesora de arte que siempre me impulsó, Aurora Chacón. En esa escuela, en ese período, se formaron muchas personas con capacidades artísticas, siempre nos tenían considerados en los concursos de pintura”, recordó.

Pero el primer ejemplo estuvo en casa. “Nuestra mamá se dedicaba a las manualidades, con mucha delicadeza y pienso que tomé mucho de ella. Y la parte creativa que creo tener, lo más lúdico, viene de mi padre, porque siendo de un oficio distinto como es la gasfitería, siempre dentro de su taller tenía sus herramientas pintadas. Para ubicar el sector donde debía ir, marcaba el contorno de una llave por ejemplo, y la pintaba, así tenía un panel con todas sus llaves pintadas, entonces me llamaba la atención que siempre tenía una forma creativa de ordenar sus herramientas de trabajo”, reflexionó el pintor.

Posteriormente, en la enseñanza media, asistió al Liceo Luis Alberto Barrera, donde “tuve unos talleres de acuarela con Manuel Gamín que fueron potenciando mis capacidades, y el resto fue como autodidacta; todo mi trabajo creo que ha sido personal y por una inquietud mía. He tenido algunos cursos para perfeccionar algunas técnicas, pero el resto ha sido de manera personal, con el trabajo constante, del día a día, buscando una identidad”, remarcó Mauricio Valencia.

En esa exploración, y en vez de aislarse en sus pinturas, junto a su hermano Raúl y su primo Oscar, comenzaron a potenciarse en sus respectivas áreas. “Nos dedicamos a hacer murales, en casa de Oscar hay varios que hicimos cuando íbamos en el colegio, y con Raúl nos conectamos hace unos ocho años, trabajando de manera constante como un equipo. Oscar en diseño, Raúl en construcción y tallado en madera, y lo mío, la parte pictórica”. Eso ha permitido que se formara un equipo sólido, en que “la rigurosidad en lo que hace cada uno, y la autodisciplina, en el fondo competir contra uno mismo por ir superándose día a día ha sido nuestra consigna. Somos exigentes entre nosotros pero en pos del resultado final”, destacó.

Otro sello es no rendirse ante las adversidades. “En la enseñanza media trabajé la técnica de la témpera, que era la que imperaba en la década de los ’80. Pero yo trabajaba con lo que tuviera a mano, con trozos de madera, pintaba con latex, esmalte, brocha de pintura tradicional, no tenía materiales especializados pero eso no me limitaba para nada. Uno no tiene que limitarse si no tiene materiales o el espacio, cuando uno tiene las ganas y el autoconvencimiento de que uno tiene condiciones, hay que darle. Eso también lo heredé de mis padres”, expresó agradecido. Tanto como el hecho de que tras egresar, y por esos prejuicios de que con el arte no se puede vivir, entró a estudiar Ingeniería Química a la Umag, donde solamente duró un año. La pintura era su vida, y sus padres, a pesar de todas las dificultades, lo apoyaron.

La primera exposición de Mauricio Valencia fue a comienzos de los ’90, en el auditorio comunal ubicado en ese entonces, en Avenida Colón con Bories, gracias a la gestión de Neftalí Carabantes, quien fue su director en la Escuela Juan Williams y posteriormente, encargado del departamento de cultura de la Secretaría de Educación. Y la primera muestra que sacó de las fronteras regionales fue en 2002, por gestión de Claudio di Girólamo, que por esos años era jefe del departamento de cultura del Ministerio de Educación.

Esa exposición se realizó en Carmen 340, espacio que resultó trascendente para Valencia, porque “fue la peña de los Parra, incluso una de las salas en las que expuse, tenía obras de Violeta Parra, que las sacaron para que yo pusiera las mías y eso fue muy significativo”.

Sus trabajos también han destacado en el extranjero. Prueba de ello es que un retrato de su padre fue adquirido por el Museo Europeo de Arte Moderno, de Barcelona para su colección permanente. Además, tuvo una mención de honor en un concurso de retrato de Zaragoza, España, pese a que como recalca, “mi temática siempre ha estado vinculada a lo regional, con el paisaje y los pueblos ancestrales, mucho retrato igual. Mi pintura es muy intimista, muy propia, y aferrado siempre a Magallanes”, evalúa.

Un poco más mayor es su hermano Raúl, nacido el 19 de noviembre de 1964, y que en el Liceo Industrial se especializó en maquinaria y herramientas. No parecía que el arte fuese un camino, pero “siempre me gustó hacer cosas de chico, como madera, el tallado y como Mauricio pinta, uno tiene influencias. En conjunto hemos tenido exposiciones hace 5-6 años, con mi primo Oscar estuvimos los tres cada uno en su rubro, uniendo el trabajo de cada uno. Estoy con mi taller hace 8 años, cuando nadie tenía esta máquina, una CNC Router, donde uno hace el diseño en computador y lo traspasa a la máquina, eso lo aprendí solo, con práctica y error. Desde madera a metales blandos, con la que hago todo tipo de trabajo, puedo hacer un letrero, un grabado, en base a una fotografía, cortes, calados”.

Y ese trabajo en conjunto ya se dispone a presentar una nueva exposición, que seguramente llamará la atención de los magallánicos, y que según explica Mauricio Valencia, “es un proyecto financiado por el Fondart de este año, que es de Creación en artes visuales, que permite que los tres estemos trabajando un tema común, cada uno en su área. Son escenas de los comienzos de Magallanes, de 1910 a 1940, una escena de estancia, otra portuaria y de invierno. Ese proyecto lo presentaremos en el Museo Regional en septiembre y también irá a Porvenir y Laguna Blanca”, explicó el pintor, que desde 2014 mantiene en su misma casa el taller Sala Ocre.

“Yo hago las figuras, el calado, tallar a mano algunas cosas para que no quede tan plano, la construcción de casas, marcos, las figuras, letreros en aluminio. Es harto trabajo porque lleva mucho detalle”, intervino su hermano Raúl.

Por eso, su padre Tulio Valencia mira con orgullo desde una hermosa pintura que sobresale en el que otrora fuese su taller. “Esa era una foto antigua de él en Natales, eran siete hermanos y él siempre tuvo una imagen muy particular, muy sonriente y esa imagen me cautiva por eso. Es a través de una técnica de pintura rápida con manchas líquidas primero y después vas mejorando con espátula. Y la cara está con pincel muy pequeño y trazos corto”, explicó finalmente Mauricio Valencia.