Como pocas veces se ha visto en la historia de la Universidad de Antioquia, una patrulla de Policía está dentro del campus. Su ingreso, para el montaje de la exposición La vida de las cosas muertas en el Museo Universitario (Muua), generó un escozor inquietante entre la comunidad. En una mañana fue más gente al lugar que la que suele ir durante todo un mes.

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El arte tiene la licencia —dirán algunos que la obligación— de ser crítico y revolucionario frente al statu quo. El artista colombiano Carlos Castro Arias lo hace así, no solo disponiendo en los espacios objetos provocadores, también trabajando con elementos poco convencionales: sangre humana, dientes, huesos. “Cuestionar el material, volver a verlo, abre a muchos sentidos las cosas”.

No se limita tampoco a ningún formato. Acude a la escultura, la instalación, el video, la ilustración, la fotografía, la talla en madera. Son más de 250 obras expuestas en los tres pisos del Museo, algunas de ellas con más de 25 años de antigüedad.

Sus trabajos, por su magnitud, suelen ser de autoría colectiva. En la materialización de sus ideas intervienen colegas como su hermano Daniel Castro quien aportó para la patrulla en cuestión —que por dentro es una capilla misteriosa y espiritual, con tocados en madera y ladrillo— el arreglo musical que se escucha adentro.

Esta exposición salva de la muerte. Carlos retoma un sinnúmero de piezas museográficas —que suelen verse desprovistas de vida en la Colección Permanente de Antropología del Muua— y las interviene con sus ideas: agrega un objeto, las ubica en una canasta, las cuelga en una pared distinta a la usual.

Ese “rescate”, unido al uso de elementos orgánicos (provenientes de personas ya fallecidas), lleva a la formulación de algunas de las incógnitas más intensas de la existencia: ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Quién o qué, aun muriendo, permanece con vida? Esas cuestiones fueron parte y guía del curador de la muestra, Oscar Roldan-Alzate, además director del Muua: “Esos objetos cobran nueva vida y amplían los horizontes de entendimiento. Carlos trasciende la simple y vana premisa de ocupar espacios para ahuyentar el vacío”. Inquieta, motiva preguntas, escalofríos.

Conceptos como la decolonialidad, el narcotráfico y la crisis climática brotan de forma natural de cada una de las obras. El artista cuestiona y relata su intimidad y, a partir de ahí, cuestiona y relata una identidad colectiva. Deja en evidencia relatos históricos y narrativas ignoradas: se apropia de imágenes (estatuas de próceres, mitos, personajes políticos), las recontextualiza y las dota de un nuevo sentido.

Sensible y en búsqueda de lo poco convencional, al maestro Carlos las ideas no se le dan con la cabeza, sino con las manos. “Cuando tengo las manos ocupadas pintando, dibujando, ahí es que empiezan a llegar. (...) Se trata de cuestionar la razón. La razón es un concepto aprendido. Uno puede cuestionarla. ¿Qué es la sangre? ¿Violencia? No, también es familia, antepasados, hogar”.

Esta exposición estará en el Muua desde hoy sábado, 30 de julio (evento inaugural a las 10:00 a.m.), hasta el sábado 29 de octubre. La entrada es gratuita y posible de martes a jueves entre las 8:00 a.m. y las 6:00 p.m., viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. y sábados de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. Para programar una visita guiada puede comunicarse al (604) 2198186 o al correo educacionmuseo@udea.edu.co

Periodista convencida de la función social de su profesión, de la importancia del apoyo mutuo, la educación y el arte.